Originalmente publicado por Atarip (Mensaje 2235442)

Hola,

El Albatros, así se llamaba aquel pequeño bar de copas, todo su interior era de madera y en la puerta un gran ojo de buey hacía las funciones de única ventana. Dentro de aquel bar parecía que te encontrabas en el camarote del capitán de un viejo galeón. Allí nos reuníamos siempre a altas horas de la madrugada buscando esa última copa que nos negaban los taberneros del resto de tascas y tugurios ya hartos de nosotros y con ganas de cerrar.

El Albatros era ese faro, ese puerto de refugio donde sabíamos que siempre tendríamos un amarre disponible tras las largas noches gastadas en temporales de juerga y ron. Llamabas a la puerta y a través del ventanuco te miraban para saber si eras tripulación de nao conocida y así permitirte o no la entrada a bordo.

Cuando te acostumbrabas a la poca luz del interior y a través de la niebla producida por el tabaco veías que se encontraban los habituales, los eternos “cierrapuertas” empapados en humo y alcohol. En aquel pequeño espacio coincidíamos tres generaciones y como viejos conocidos quemábamos las últimas horas de la noche con eternas conversaciones de mil temas, filosofía barata de taberna….

El Albatros lo regentaba una alegre y bella muchacha, delgada, reciente treintañera, exuberante rubia que a todos nos deslumbraba con las gracias de las que la naturaleza la había dotado. Mujer independiente y muy segura de sí misma que pese a su juventud la vida la había curtido en mil batallas, con un carácter arrollador necesario para llevar a buen puerto su negocio. Se erigía detrás de la barra como una diosa inalcanzable, por todos deseada y respetada. Ese manjar no era para nosotros simple marinería...

Aquella tarde/noche de mediados de octubre había asistido al concierto de Triana en el velódromo de Anoeta sin saber que aquel iba a ser el último concierto de la banda, (Jesús de la Rosa, el poeta de la calle Feria, volviendo del concierto perdería la vida al día siguiente en Burgos en un fatal accidente de tráfico). Ese día pude disfrutar en directo de las canciones más reconocidas del grupo, En el lago, Es algo tan maravilloso, Hasta volver, Recuerdos de una noche, Tu frialdad, Desnuda la mañana, Una noche de amor desesperada, Corre ...,

Poco a poco los clientes del bar se fueron marchando hasta que nos quedamos solos la capitana y yo. Hablábamos del concierto, le contaba la actuación tema a tema, ella puso un disco que tenía del grupo, echó la llave a la puerta, apagó la luz de la entrada y nos servimos una nueva copa, escuchábamos la música y repetíamos algunos de los versos de Jesús, Marifé estaba radiante, sonriente y bella como nunca, los vapores etílicos nos desinhibían y sin saber cómo, aquella sirena me regaló el aroma de su cuerpo, el tacto de su piel, el movimiento de sus dedos juguetones, el sonido de su respiración, … hasta que el disco acabó. Aquella fue la primera noche de sudor y pasión de otras muchas noches que vinieron después.

La vida nos separó, yo me fui de la ciudad, recalé en otro lugar al que al poco en un par de ocasiones vino a visitarme, después el tiempo y la distancia hicieron su trabajo y hoy no sé qué será de ella, el Albatros ya no existe y no quiero preguntar, hay cosas que es mejor dejarlas pasar y que se queden en el reino de los recuerdos

Hoy os traigo a Triana, el último tema con el que se cerró aquel concierto y el último tema que interpretó Jesús de la Rosa antes de partir al más allá y con su sonido acude a mi memoria ese bar, esas noches de humo y ron, esas noches de deseo, de poesía y emoción …



Salu2

Originalmente publicado por iperkeno (Mensaje 2204585)

Aunque sea de 1998 e, inicialmente, pueda parecer un proyecto menor, la compositora Yoko Kanno, junto con su grupo "The Seatbelt" hicieron un trabajo asombroso con la banda sonora (amplísima y de géneros musicales variadísimos) de la serie de anime Cowboy Bebop:

Originalmente publicado por jometr (Mensaje 2273601)