Galicia 2007
Este verano el primer viaje del Saltillo era intentar llegar a Galicia, destino maldito que se había resistido en los últimos años (averías mecánicas, etc.) y que parecía inalcanzable.
A mi me coincidía el principio del viaje con la regata costa vasca, así que me incorporé una vez acabada la regata.
El puerto para embarcar fue Muros, después de un largo viaje en autobús (12 horas) llego pasada las 22:00 horas a Santiago de Compostela y me encuentro con que el primer autobús a Muros no es hasta las seis de la mañana del día siguiente. Bueno no pasa nada, se hace tiempo en la estación y listo. Pues de eso nada, la estación cierra a las doce de la noche, manda narices que en una ciudad tan importante se cierre la estación a las noches, al final tuve que coger el saco de dormir, meterme con la mochila dentro y dormir al raso en un parque de columpios infantiles.
A la mañana siguiente cojo el autobús y directo a Muros, como el Saltillo todavía no ha llegado de Ferrol me da tiempo de ver un poco el pueblo, que esta muy bien.
Una vez fondeado el barco me reúno con el resto de la tripulación, al final nos quedamos ahí hasta la tarde, es curioso la cantidad de barcos extranjeros que están allí fondeados, un supermaramu británico, un ketch francés, un camper & nicholson precioso, un hallberg rassy también británico, etc.
A la tarde salimos rumbo sur, el viento nos acompaña y hacemos buenas velocidades con puntas por encima de los ocho nudos.
Bien entrada la noche un Mayday nos pone en alerta, al parecer un "yate" llamado Lucia se encuentra en apuros al sur de La Guardia, se están hundiendo y no tienen luces ni chalecos salvavidas (que manda huevos!), un barco de la marina portuguesa se ofrece para ir a salvarles pero tienen un tiempo estimado de llegada de hora y media, al final sale una salvamar y el helicóptero de salvamento marítimo.
Más tarde nos enteraríamos por la prensa que el "yate" Lucia era una semirrigida de once metros de eslora con tres motores fueraborda de 200 caballos, cuya tripulación tuvo que satisfacer la curiosidad de una pareja de la guardia civil que les esperó para interrogarles en la salvamar. La explicación, muy sencilla, que estaban probando la embarcación!. Ya se sabe, sin merca no hay delito.
Al final, como el viento se estaba portando llegamos a las islas Cies, a mi me correspondía la guardia de cuatro a ocho, así que me pude disfrutar de un amanecer viendo las islas y la zona de Vigo.
Las Cies están catalogadas como parque natural, hay que pedir permiso para fondear y te imaginas que vas a llegar a un lugar paradisíaco y medio desierto, pues de eso nada, con los prismáticos veo un camping al lado de la playa, un chiringuito y unas cuantas edificaciones. Al salir el sol empiezan a llegar embarcaciones llenas de turistas que abarrotan la isla. Una pena.
Ir a las Cies y no bañarse es inexcusable, así que casi toda la tripulación nos damos un chapuzón en esas aguas limpias y un tanto frescas.
Por la tarde levantamos el fondeo y nos marchamos, ya toca ir regresando, a si que después de dar unos bordos enfrente de Vigo ponemos rumbo a nuestro siguiente destino: Sanxenxo.
Es un sitio muy majo, el puerto lo tienen de lujo, buenos baños y bares cercanos ¿Que mas se puede pedir?. La maniobra para esloras grandes si es un poco peliaguda, nada mas entrar, en frente del atraque asignado hay una batea y una red, con lo cual hay que virar casi en redondo y procurar no meter el bauprés en ningún barco cercano ni en el pilón del pantalan. Una cosa curiosa es que en la zona de los barcos grandes el pantalan esta "sobreelevado" y hay que bajar unas escaleras para pasar a la zona de barcos mas pequeños, nunca lo había visto.
De vecinos tenemos un par de Maioras de unos 20 metros, luego llegaría el hermano mayor, de unos 25 o 30 metros, con casco azul y que con las hélices de proa, los dos motores, etc., el patrón más que atracarlo lo aparcó como un coche cualquiera.
Noche de fiesta por los locales del puerto y al mediodía siguiente a tomar un pulpo gallego que estaba de muerte en una de las terrazas cercanas.
Llega la hora de partir, salimos con vientos favorables que nos permiten pasar la estaca de bares y finisterre como nunca habíamos imaginado.
Por la noche otro Mayday, pero este no se identifica, aunque salvamento marítimo se lo pide en varias ocasiones, parece ser obra de un bromista (algunos si se aburren podrían meterse la emisora por donde la espalda pierde su nombre).
Vamos pasando Galicia con buen viento, en un momento que yo estoy al timón la corredera llega a los 9,6 Kn, es una pasada ver andar así el barco, nunca lo había visto correr tanto.
Entre Asturias y Cantabria alternamos las calmas con las brisas, hay que meter motor. Las líneas de pesca han estado casi todo el viaje en el agua, se han paseado el cantábrico de este a oeste y de este a oeste y lo único que ha mordido ha sido un pájaro que afortunadamente consiguió soltarse rápido.
La costa de Asturias es preciosa, ya en el autobús camino a Galicia se podía ver la belleza de estos parajes, lamentablemente parece que la construcción empieza a cebarse también con esta zona, en el tramo entre la costa de Lugo y parte de la costa asturiana se han construido millares de chalets en pocos años aunque todavía quedan bastantes campas y espacios verdes.
La ultima tarde se veían por la costa formaciones nubosas bastante compactas, nosotros navegábamos a unas 35 millas mar adentro y no sufrimos mucho viento, pero el litoral fue azotado por una potente galerna que en Punta Galea hizo naufragar al velero Kaskabarra y a la lancha de la cruz roja que fue en su auxilio, escuchamos su llamada por radio y a la mañana vimos a la lancha de la ertzaintza remolcando a la de la cruz roja.
Saludos
Auskalo
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Navego luego existo.
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