Si me permitiis la licencia, un relato, en clave de humor
Que bien! Que bonito!! Ha llegado el veranito!! El sol... la temperatura agradable... la buena mar...
Con toda la ilusión llegas al muelle con una agradable temperatura de 35 grados a la sombra, con lo cual debes desembarcar la multitud de bolsas por la proa, iniciándose así el primer baño del día, el del propio sudor. Cuando consigues que todo el mundo esté a bordo aposentado, empiezas a salir por el estrecho canal de salida a tus 3 nuditos habituales (que ya parece una autopista sin mediana). La algarabia de gente que llevas en cubierta no se da cuenta que te estan restando visibilidad, y una motora se para a hablar en medio del canal con otra que venía en sentido contrario. Los gritos de la estival tripulación llegan a oirse en todo el muelle, y todos los ojos de los paseantes van disparados a mi velero con ansias de presenciar un impacto en directo... pero uiiiiiiiowsh!! un golpe de timón rozando las amarras de popa ha evitado lo peor. Después de este bochornoso inicio, bajo a cabina a buscar el piloto automático, y el calor agradable de la cabina a 40 grados, junto con el agradable olor del WC, provoca una apertura generalizada de escotillas, no sin las quejas previas de las tripusoles de proa. Bueeeeeno, ahora ya corre el aire dentro... el fresquito del mar es reconfortante, ahora se está mejor. En la bocana del puerto, muy pronto, demasiado pronto, empiezan a alcanzar por popa potentes motoras con sus agradables gases y tremendos trenes de olas, deseosas de hacer un rally de montecarlo marítimo. La mar de ambas aletas a la vez cruzada provoca un movimiento impredecible y seco:
- ¡¡Pero que haces!!¡¡ Que no ves que mueves el barco!! Aiii!! Se me ha ido la crema al agua!!!
Me encuentro precipitamente con un MOB(man over boat), y ya tenemos un rescate inminente.La crema en cuestión, vale más de 30 euros, pues creo que lleva una purpurina dorada que te deja un color de lo más Boderek. Y tampoco es plan de empezar el dia tirando plásticos. Y empieza el show de feria, de imposible pesca de crema con bichero. Otra vez parados, alguien abre las puertas del infierno de nuevo y el grifo del sudor. Pero la plataforma de baño y un golpe de gas a fondo con el motor aún frio, consigue recuperar la cremita, que pobrecilla, ahora a parte de dejar purpurina en la piel, va a dejar cristalitos de sal. Pero al fin conseguimos salir a mar abierto. Como buen y lento velerista, a mis 5.5 nudos marco la ruta más corta para ir pasando las puntas. Ahora, al fin, me relajo... que bonito es el mar... el veranito...ahora me dormiría un poco mientras el piloto trabaja por mi...
¡¡Ahhhhhhhrg!! gritos a bordo y una taquicardia me provoca una súbita subida del colacao mañanero más allá de los limites de mi sentina. Una tremenda golondrina se acerca por la popa como el peor de los corsarios. Ahora ya no son pequeñas embarcaciones tradicionales reformadas que va a 7 nudos, ahora son tremendas embarcaciones de dos cubiertas que andan a más 20 nudos, para hacer el mayor número de viajes posibles... Justo reacciono quitando el piloto, pues nos pasa a unos escasos 10 metros. Los gritos contra el piloto de la golondrina son generalizados, los turistas hacen fotos, y el piloto aludido ni nos mira... Cuando uno se ha quedado a gusto de gritar descubre el tren de olas rompientes que deja la golondrina, golpe seco de timón, directo hacia ellas...un primer vaiven remontando la primera ola, pero la segunda nos la comemos. O mejor, se la traga mi barco a través de la escotilla de proa. Ya me han jodido la siesta en el fresco camarote de proa; porque ahora, es el húmedo camarote de proa. De paso se han mojado las toallas de proa, y finalmente la crema solar con purpurina ha cumplido su destino, formar parte de la contaminación marina.
Muy difícilmente me mentalizo que he trabajado todo el año para disfrutar del barco en verano, y que lo que estoy haciendo es lo que deseo. Poco a poco, el aire yodado del mar hace de nuevo su efecto, y la serenidad reina en el barco. El único que curra, uno mismo, está aclarando las colchonetas del camarote de proa y las deja en el único espacio libre de cubierta a secar. Encima de la botavara. No antes sin las quejas de las tripusoles porque ahora estan mojadas y quieren sol. Ahora escarmentadas vienen a popa, reino del bimini y me sugieren dulcemente que quite la única sombra del barco. Pero sus encantos de sirena no han conseguido seducirme, y me quedo en mi cacho de sombra. Mientras tanto nos siguen alcanzando motoras, ya a una distancia más razonable. Pero esto no impide que haya un duro trabajo al timón, para evitar meneos y mareos innecesarios.
Al fin llegamos a la anhelada cala, llena hasta los topes. No sin dificultades, consigo un hueco donde echar el ancla, y al fin llega la anhelada tranquilidad. Lo que más desea uno es un buen baño y sin pensarlo me tiro al mar rápidamente, cuando empiezo a chapotear, me advierten que han visto un par de medusas. Así que empiezo a "caminar" sobre el agua en pleno estado de miedo anticipatorio... pero por suerte no me pica ninguna. Me había olvidado que ahora el Mediterraneo, ya no es sólo el paraiso de los turistas, sinó también el de las medusas. Todas armados con gafas de bucear conseguimos hacernos un baño "relajante"...
Como me gusta el verano, su sol, su temperatura, el buen tiempo...
Ahora si. Esto si que huele a verano. Vamos a preparar la comida. Como es prescriptivo en un velero con cocina, es que hay que usar la cocina de la señorita pepis con la que estamos equipados, aunque no haga falta. Así que nos ponemos a hervir una pasta, que combinaremos con verduritas frescas(las salsas prefabricadas desdicen el ambiente marinero: es como llevar un inquilino urbanita del cual queremos huir).
Agradables olores de cebolla y verduritas, el chup-chup de agua hirviendo, recuerdan anteriores y felices cruceros... Que bien se está en verano... el sol... la buena temperatura...
¡Chumba-chumba-chumba sangria paella tanga!
¡O Dios! Se acabó la paz y tranquilidad. Llega de nuevo otra golondrina cargada de piratas ebrios de sangria envenenada: tobogan-gritos-como una lata de sardinas.¿¿La gente paga por esto??. Van haciendo un eslalom peligroso entre embarcaciones fondeadas y se dirigen directos a nosotros. Por megafonía nos dicen que nos tenemos que ir. Que estamos donde ellos tienen que tirar su ancla para poder amarrar y desembarcar a sus energúmenos al muelle. Desde su alta cubierta asoma un marinero. ¡¡¡¡ Y un huevo!!! Aún tengo secando mis colchonetas por una golondrina como la vuestra. Al final sucumbo, y por suerte y dudando sobre la legalidad de lo que me estaban pidiendo, recojo unos metros y me echan su hierro a dos palmos de popa. Mientras tanto el chumba chumba continua. A la que amarran, se parece reproducir la típica batalla de moros y cristianos, usando como arma una toalla y un espacio a invadir. Eso si, todos bien ebrios. El chumba chumba no para y la golondrina dispara sus cañonadas de turistas por los toboganes.
La tranquilidad no va a volver. Comemos rápido y mal, pues ahora lo que tenemos ganas es de volver. Otro vez baño de riesgo con medusas. Levamos el hierro y la vuelta como suele pasar es otro eslalom entre estelas de motoras. Miro mi estela y me pregunto, a quien molesto yo con mis olitas... Es igual, el mar está precioso, y es veranito... Por suerte la vuelta a sido más tranquila. Las tripusoles comparan marcas de bañador, aunque no hayan disfrutado de la crema a lo Boderek. Todo es armonia. Llegamos a la bocana y nos adelanta un velero histerico de 45 pies a toda máquina hacia el muelle. ¿Y este porque tiene tanta prisa?... Esto me huele mal. Llego a mi amarre... ¿Donde esta mi amarre? ¡¡¡¡Me cag*******!!!! Se me ha metido en mi amarre donde tengo mi base. Es mediodia y los guardas del muelle público estan comiendo. Así que empieza otra trifulca seria. Le digo amablemente que está en mi amarre, y el me dice en un parco inglés, que su portulano le dice que eso es el muelle de pasantes. Al final lo convenzo, al ver que las amarras estan muy preparadas, y que la guia del muerto tiene una gaza de libro. Mientras tanto ya ha conectado su manguera está ya cargando sus depósitos de 400 litros, y me pide si puede acabar de llenar depósitos. Mi nivel de sofoco me impide seguir discutiendo, y sucumbo ante el pedazo de morro del patrón. Mientras tanto ya se han vuelto a abrir las puertas del infierno, y el recuerdo del último baño ya se ha extinguido. Al final amarramos, y volvemos tan sudados como hemos venido.
Que bonito es el mar... el veranito...la temperatura...
El año que viene o me voy de crucero en enero y me voy a la tranquila playa con mi toallita, mi nevera de hielo... Y si quiero navegar, un velerito a pilas sentado en mi toalla.
Salut i bon vent!!
PD: Con este texto no pretendo generalizar contra nadie. Son un cúmulo de experiencias reales puestas todas juntas, y relatadas en claves de humor.