Hola a todos,
Leyendo otra vez las aportaciones a este tema, creo que sería también bueno reflexionar sobre la cuestión "tripulantes".
Navegantesail ha comentado un caso de pánico a bordo, que tuvo que solucionar neutralizando al sujeto desquiciado.
Creo que el tema del ánimo de la gente es tan importante com él del comportamiento del barco. Efectivamente, si el pánico se cuela en un barco, será el principio del caos. La pericia de un patrón no tan sólo se mide al timón, sino también a su capacidad de velar por el bienestar, el ánimo y la cohesión de su tripulación, sobre todo si ésta no tiene experiencia y siente temor a la mar.
Por este motivo también, creo que mejor vale correr que capear un temporal. Dando la espalda al viento, el aparente disminuye, el barco se "estabiliza", el riesgo del temido mareo tambien se atenua. Con esto, se contribuye a que la gente se lo pase mejor. No es lo mismo recibir 25 nudos de viento en la espalda que 40 en la frente. La cosa parece menor. Si, además, el patrón fija la atención de la gente hacia delante, no verán las crestas amenazadoras de las olas, sino su lomo, mucho menos impresionante. Hasta se puede buscar un lado "lúdico" a la situación, felicitándose por la velocidad excepcional alcanzada, para evacuar la sensación de peligro que una tormenta podría infundir. El patrón puede sentir temor, pero en ningún caso lo debe transmitir a su tripulación.
Por el contrario, la capa podría dar a la gente sin experiencia la impresión que el patrón ha demitido, que no hace nada, que ha dejado el barco, sus bienes y almas entre las manos del destino, en una palabra: que ha perdido el control de la situación. Por este motivo, siempre que la altura de las olas lo permita, creo que es mejor - si no queremos o podemos retroceder - tratar de avanzar dando bordos que quedarnos parados, sobretodo si a bordo llevamos gente muerta de miedo. La concentración en la acción es el mejor remedio contra el pánico.
