Para mí, creo que más importante que las velas...es la caida del palo en primer lugar. Una caida excesiva del palo provoca un barco demasiado ardiente, o sea, con tendencia a orzar y, para mantenerlo a rumbo sería necesario utilizar en exceso la pala del timón que actúa como freno y te resta velocidad.
Con fuertes vientos, aumenta la caida del palo y por lo tanto baja el centro vélico. Y además, llevas el centro vélico hacia atrás. Por ello es mejor rizar la mayor para evitar que se desplace a popa.
