El papel de Galileo es fundamental (literalmente; podríamos decir que la fundó él) en la concepción de la ciencia tal como la conocemos hoy. Galileo formuló las preguntas que nadie se había hecho antes, porque (en la concepción Aristotélica)
la respuesta era evidente en sí misma. ¿Qué ocurre si dejo caer dos graves desde una cierta altura, uno más ligero y otro más pesado?¿Acaso no llegará antes al suelo el más pesado?. ¿Qué ocurre si dejo caer un grave desde lo alto del palo del barco cuando éste navega?¿Acaso no caerá más hacia popa del pie del palo, puesto que el barco se ha desplazado durante la caída?¿A qué velocidad caerá un grave por su propio peso?¿Acaso no será fija (constante), puesto que nada lo empuja ni lo frena? Y respondió(*) a esas y otras preguntas modelizando, midiendo y calculando; en suma, experimentando. Los mayores avances científicos (y en otras áreas) se han producido cuando alguien se preguntó acerca de lo que era evidente en sí mismo, lo que todos dan por sentado, lo que dicta el sentido común: ¿y si no fuera así?.
Perdón por la digresión, pero, como físico de formación, la figura de Galileo me parece primordial. Me he quedado fascinado con el ameno relato de Tropelio acerca de sus propuestas a la Corona española para usar las lunas de Júpiter como método de posicionamiento, y del
celatone para usar el telescopio a bordo. Es un absoluto placer leerte, Tropelio.
(*)
En realidad, no hay constancia de que Galileo llevara a cabo el experimento de la caída de dos cuerpos desde la torre de Pisa, como se suele contar, pero sí hay evidencias de que la independencia de la masa en la velocidad de caída y el espacio recorrido la indujo de otros experimentos.
Por cierto, yo compré el telescopio de Lidl (
Lidlscopio)casi exclusivamente para ver por mí mismo lo que Galileo descubrió hace quinientos años (también se pueden ver con unos buenos prismáticos -sobre trípode, eso sí-)