[sindbad]

¿Soñar es huir? ¿Qué es huir? ¿Acaso dejar en la estela este mundo donde el dios dinero todo lo puede y corrompe? ¿Disfrutar de las -pocas- cosas que aún hoy son gratis, léase sol, mar, viento, pesca? ¿Extasiarse contemplando una puesta de sol en compañía de nuestra pareja? ¿Cocinar un marmitako de atún recién pescado? ¿Compartir largas sobremesas después de cenar bajo un manto de estrellas? ¿Conseguir que todos los días sean agosto? ¿A qué hay que renunciar? ¿A los atascos, los centros comerciales, la televisión? ¿Es eso huir? Pues entonces nosotros huiremos en cuanto podamos, aunque un amigo, una vez que me dio el agobio, me espetó sin la menor delicadeza: “¿Pero no ves, melón, que ya estás en la derrota a Martinica?”

Antes habremos hecho los deberes, claro, porque no se sale a los 40 tacos tal como hizo Villar, y las “vacaciones de príncipe” como las llamó Moitessier, resultan caras en dinero y esfuerzo. El tema económico deberá estar resuelto, bien vendiendo la casa o dejándola en alquiler, porque este escollo parece el más importante a superar antes de largar amarras. Disponer de una renta fija, aunque sea muy modesta, te da una extraordinaria libertad.

Ahora compartiré con vosotros estas líneas, que llevo grabadas a fuego en el alma desde entonces; me las escribió hace tiempo el mismo amigo y gran navegante:

“No tengas prisa en zarpar. Si lo llevas permanentemente en el ánimo, un buen día te das cuenta que tu barco y tú estáis en son de mar y zarpas con normalidad, porque los que te rodean hace años que sabían que era inevitable”


Y ahora un párrafo del apéndice de “Tamata y la Alianza” de B. Moitessier:
“Prioridad absoluta a lo esencial. Dejad decididamente de lado lo superfluo. No dudéis ni un segundo entre lo sencillo y lo complicado: lo complicado acabará siempre resultando una fuente de dificultades inmediatas o futuras, de gastos inútiles, de pérdida de tiempo muy valioso y de despilfarro de energía.
Esta filosofía de lo sencillo me ha guiado como un ángel de la guarda desde el primer viaje. Arreglárselas con lo que hay. No tener los ojos más grandes que el vientre. La cuestión fundamental es la siguiente: ¿tengo realmente ganas de vivir y de viajar en un velero? Una vez se ha respondido a esta pregunta sin ocultar la cabeza en la arena, las cosas se clarifican…puesto que uno deja de mentirse a sí mismo”

Que tengáis un buen finde.