[El Temido II]

Capítulo 3º) Unos días de intendencia en Boca Chica.

El ambiente caribeño es algo contagioso; aquí las cosas tienen sus plazos, el tiempo se mide de manera diferente. Así que cuando piensas que en un par de días habrás terminado, debes hacerte a la idea que, como mínimo, se irá al doble. Pero supongo que de eso se trata, de dejar atrás la ajetreada vida patria y relajarse de manera absoluta, hasta que la sangre se te haga horchata.

La noche del mismo domingo que regresamos de Santiago, caminando por el pantalán de vuelta de los baños, me topé con Toni que me hizo una curiosa invitación. Iban a jugar un “mini-campeonato” de dominó y me propuso que me uniese a la fiesta y la compartiese con ellos. ¡Quien me iba a decir a mí, que a las 48 horas de llegar al Caribe, ya estaría jugando una partida!. Tengo que confesar que soy un entusiasta aficionado a ese juego y que la proposición de TT me hizo especial ilusión.

Nada más llegar al barco, se lo comenté a Carlos y Ángel. Kaia estaba ocupado y no pudo venir, pero Urtzi si se animó y aunque no tiene ni pajolera idea, se armó de valor y aceptó ser mi pareja (de juego, eh! ). Cenamos sobre la marcha y nos fuimos al encuentro “del resto de la flota”. Nos reunimos en uno de esos salones cubiertos que tiene en medio de los pantalanes.




La verdad es que los participantes no podían ser más diversos: tres noruegos, dos norteamericanos, una sueca (de Suecia, no de un pueblo de Valencia), dos dominicanos, una chica morena amiga de los noruegos y dos “españolitos” (nosotros).

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Salud y