y Relampago, a 22 millas de la meta, viendo ya las luces que se encienden en el puerto, traslucha por última vez (espero) y enfila la línea de llegada.
Despúés de seis días de travesía (y tres barcos), ya sueña con comida calentita y una cama donde reposar el cansancio acumulado.
En el puerto, la espectación es impresionante. Sus compañeros de regata se dirigen a gatas (después de tres días de cogorza) hacia el muelle esperando ver sus luces de posición aparecer en el horizonte.
Pero el patrón del LTP_Relampago3, caballero de los mares, una vez más insiste: "Si hay que ir en ayuda de Eolo, se va. (Aunque ir pa ná...)"
Su manager no puede contener las lágrimas aferrado al transmisor de la radio:
"¿Estás seguro que has visto las rocas?, cambio"
"¿Afeitarte? ¡Ni se te ocurra! Como salgas de la bañera te arponeo, cambio"
La emoción del momento es indescriptible
