Re: Y volver, volver, voooooolverrrrr...
El lunes 17 nos levantamos temprano en espera de que el mecánico apareciera cuanto antes, pero como no fue así, llamamos reiteradas veces al puerto interesándonos por como iban las gestiones sin conseguir averiguar mucho, no fue hasta las 12, que el marinero nos dijo que el señor no podría venir hasta las 3, hora en que terminaba de trabajar. En fin, nos resignamos por enésima vez y a esperar a que apareciera. Fue puntual por lo menos, subió a bordo,le señalamos la naturaleza del problema, miró la bomba e hizo su diagnóstico en perfecto portugués que traducido sería algo así como: Se ha ido la bomba de agua dulce, imposible reparar, hay que montar una nueva.
¡Toma ya el lumbreras! diagnóstico preciso y certero a la primera, pensé
¿Y se puede conseguir una bomba aquí? le dije
Imposible... en Funchal, contestó
Bueno, te encargas tú que tendrás contactos
No, yo no sé
Bueno, pues me dices un teléfono para pedirla
No, yo no sé
¿Noooo?
No, tú cuando la tengas me llamas y yo te la monto
Me quedo anonadado, lo miro con cara de odio, me despido de él con un amable muito obrigado y me acuerdo de toda su familia en español por lo “bajini”. ¡Hay que joderse!. Total, otro día perdido esperando al señor mecánico. Por lo menos, mi teléfono tenía un rato lúcido y comenzamos la busca de la bomba.
Llamada a la Jefa: ¡Búscame el teléfono de Volvo en Funchal!...
¡Manolo! ¿que horas es?...
Tío, me la has preguntado hace 5 minutos,
Vale, vale, perdona...
Jefa: Toma nota del teléfono...
Oiga, ¿servicio volvo?
Servicio volvo en portugués: ¿Einnnnnnnnn?
Volvo, bomba agua dulce caput, volvo 2040, yo en Porto Santo
Servicio volvo en portugués: ¿Einnnnnnnnn?
Después de 15 minutos, mi interlocutor y yo, ya nos íbamos familiarizando con nuestros respectivos idiomas, así que creí entender que de bomba nada, que había que pedirla a fábrica, que sobre una semana para ponérmela en Porto Santo. Le cuelgo y rellamada a la Jefa: ¡Me busque usted una puta bomba!, llama a Volvo España, llama a Volvo Portugal o llama al Ministro de Transportes, pero me buscas una puta bomba de hoy para ayer!
En fin, que la pobre Jefa, se puso manos a la obra y a buscar la bomba. De eso seguro que ya sabéis por el foro más que nosotros o mejor que cuenta ella la odisea.
En eso que me suena el teléfono y es un amigo de Lanzarote que conocimos en la regata, el tío se desvive y me dice que localice a un portugués amigo suyo que a lo mejor nos puede echar una mano, que lo busque, como si no, en el Pato Bravo, así que para el Pato Bravo pero el tipo estaba pescando, de echo se pasaba todo el día pescando o en el Pato Bravo. Total que no pude contactar con él hasta un día antes de partir cuando la bomba estaba ya a punto de llegar, nos tomamos unas cervezas y le dí las gracias por su interés. Charlando con él sobre la isla y su “tranquilidad” me soltó la siguiente frase lapidaria: “Aquí hay tiempo para todo, hasta para morirse”... Un tipo afable y curioso...
Esa noche estuvimos en el chat donde se empezó a organizar la busca tabernaria del repuesto ya que según volvo España y volvo Portugal, no había en ningún lado salvo en Fábrica; pensamos en que a lo mejor, algún distribuidor o mecánico pudiera tener algo y por ahí se encaminaron las pesquisas. Antes habíamos desmontado la bomba con la ayuda de unos daneses que trajeron armamento pesado para sacar un tornillo que se nos había partido, de paso habíamos limpiado todo el motor devolviéndole su bonito color verde.
Ya por la mañana todo seguía más o menos igual hasta que recibí un llamada salvadora; era de mi buena amiga Paloma, patrón del Zenobia que me llamaba para decirme que después de 9 días habían conseguido llegar a Málaga desde la Gomera también con multitud de problemas. Total que le cuento nuestra movida y me dice: cuelga y te llamo en 5 minutos. Y efectivamente, me llama y con la bomba localizada en Benalmádena. Besos, abrazos, saltos de júbilo, promesas de amor (casto, no vayamos a liarla) eterno y demás...
Nos vamos al Pato Bravo a celebrarlo y nos llama nuestro amigo el de Lanzarote, le comunicamos la buena nueva y nos aconseja que por lo menos para la espera disfrutemos de la isla y lo mejor para ello es que nos alquilemos unos scooters. ¡Coño!, buena idea... Así que dicho y hecho, nos vamos Don Manué y servidor y alquilamos DOS scooters ya que no me fiaba de ir en el mismo con el de los calzoncillos rojos y a recorrer la isla en lo que invertimos nada más y nada menos que dos horas.
Pues sí, en dos horas ya habíamos visto toda la isla, que no consistía más que una inmensa playa salvaje y espectacular de unos 12 km y poco más. Eso si, por las carreterillas aquellas uno detrás del otro sólo nos faltaba la musiquilla de verano azul, tiiitiiirittiriirtiiiii... El tiempo es muy cambiante en Madeira, así que en esas dos horas nos dio tiempo a ver toda su variedad, sol de justicia, ventoleras, fresco, frío, calor y sobre todo una tromba de agua que nos puso chorreando. Comimos en (no me acuerdo ahora pero pondré el dato) de escándalo, buena comida y no me demasiado caro.
Así transcurrieron los siguientes días esperando la bomba: Pato Bravo, motillo para arriba, motillo para abajo y por las noches al bar del pueblo con el wifi y al chat. Poco a poco te ibas quedando enganchado en la tranquilidad de la isla y te dabas cuenta de que no se estaba tan mal, ¡Que coño!, se estaba como Dios si no hubiera sido por las prisas por volver...
Después de un trabajo arduo de la Jefa conseguimos tener la bomba, que hubo que ir a recoger al aeropuerto, el jueves a las 8 de la tarde. Por patas para el barco y a montarla rezando de que fuese la misma. Era la misma, que alivio, así que manos a la obra... No nos costó en exceso el montaje, pero decidimos también cambiar el aceite por si acaso. Para ello siempre usamos una bomba eléctrica para extraerlo que como no, se le rompió el tubo de extracción y nos pusimos de aceite hasta los ojos. Estuvimos hasta las 2 de la mañana limpiando aceite del barco, hora en que nos tomamos la última Coral para celebrarlo y nos fuimos para el catre ya que teníamos previsto salir sobre las 8, después de 6 días perdidos en Porto Santo.
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