Sí señor, sí señor. Es la puñetera verdad. Los pelos se me ponen de aquella manera rara y me entra pasmo por todo el cuerpo... pensando en tantas veces como, sabiéndolo, lo has hecho... Y a veces de noche... Y lo sabes que puede suceder, y por eso te agarras más fuerte a donde sea... a algo que esté firme... pero, claro, no siempre está todo ¡tan firme!...
Y ¿no os ha pasado a veces que porque no caigan las gotitas encima del barco... intentas empujar el chisme hacia fuera... más y más... agarrado con una mano a donde puedes... y con la otra en el chisme... curvado (no el chisme, el cuerpo, para alejar el chisme lo máximo posible de la perpendicular al barco para que las gotitas queden fuera...)?
¡J**r, qué miedo de pensar lo que uno ha llegado a hacer...! ¡Y lo que harás!
