Unas

por delante.
Que digo yo, que por qué no emplear lo tradicional en estos casos y evitar tener que estar cambiando el ancla por un "muertito", que igual no tiene demasiado agarre.
Un cabo fino atado a la "punta" del ancla, con su boyita para poder recogerlo si enrocamos, y tirando de él desenrocar. (Tiene hasta su nombre técnico, pero el aleman ese que me esconde las cosas no me deja recordarlo en este instante. Algún otro cofrade lo recordará)
Otras

para despedirme