Estética aparte, me da la impresión de que existe cierta desproporción entre el volumen de la cabina y la capacidad y comodidad de la bañera.
Cuándo en un salón naútico observas el comportamiento de los visitantes de un barco nuevo, te das cuenta enseguida de quien ya tiene barco y de quien no lo tiene.
El que ya tiene barco sólo subir a cubierta se sienta en la bañera, se sitúa en el lugar de gobierno, apoya la espalda en el respaldo, acaricia la rueda y algún winche, proyecta su mirada a proa., comprueba la capadidad de algún cofre... y sólo después de ese ritual visita la cabina.
Quién no tiene barco, sólo subir a bordo entra directo a la cabina cual conejo a su madriguera.
En un país cálido como el nuestro, el noventa por ciento del tiempo que permanecemos a bordo despiertos es en la bañera y en cubierta, por lo que dejando aparte la primera impresión o "flechazo" que nos cause la línea de un barco, antes de comprarlo hay que tener bien claro que tipo de confort, protección, visibilidad, espacio..etc te ofrece el modelo en el exterior, en cubierta y bañera. Para mí es esencial, mientras que el equipamiento interior lo considero accesorio. Si sabes encontrar un buen equilibrio entre ambos ambientes, seguro que aciertas.
Saludos cordiales.
