Bueno pues os cuento... os lo iba a contar de todas formas!!!!!
Para empezar llegamos al pantalán cerca de la una de la tarde, con lo que entre montar el foque (de esta me he decidido, le pongo el enrollador, pese a quien pese), arranchar el barco y arrancar.... pues la una y cuarto. Lo mío no es un atraque, es un calcetín. Qué justito me va, por Dios! Total, todo listo, soltamos amarras, suavecito atrás, tomamos algo de arrancada (juro por mis güitos que lo justo para poder maniobrar)... timón a estribor... y se cala el motor!!!!

Un vecino el pantalán de enfrente asiste a la hábil maniobra de garrocha española con el bichero para evitar estamparnos contra su barco. La primera, en la frente.

Con los nervios intento arrancar el motor con la marcha puesta... con el subsiguiente salto y salpicón. Ya van dos.

Inocentemente me encojo de hombros y le digo aquello de “es mi primera vez”.

“No pasa nada” responde con cara beatífica.
Boca seca, corazón encogío, nudillos blancos de apretar la caña, respiro hondo... y p’afuera. Salimos por la bocana de Puerto Sherry, con viento del NE, nos aproamos, arriba el foque... timón a babor... et voilá! Navegamos, en dirección 270º, con un suave vientecito por la aleta que nos lleva en torno a los 3.5 nudos. Entonces apago el motor y ¡MAGIA!

Seguimos moviéndonos. Las olitas son suaves, nos brillan los ojos. Pero siendo sincero no sé si es mayor el subidón o el canguelo. A nuestra popa vemos salir el Taboga IV en dirección a Cádiz y un par de veleros nos pasan como si estuviéramos parados... pero da igual. ¡Por fin, Dios, por fín! Nos sentamos los dos en estribor, mirando a proa, estrechándola en mis brazos. Joder, cuántas veces he soñado con esto!
Pero lo bueno dura poco. A las tres nos esperan en Cádiz para comer, así que a la media hora damos la vuelta... y ahí comienza la fiesta. Ni de coña consigo hacer un rumbo 90º, como mucho 100º, o sea, para Astilleros de Puerto Real. Un bordo al 330º, otro al 100º, otro al 330º, otro al 100º, y tras pasar un motovelero holandes que estaba fondeado dije YASTABIEN!

Hubieramos podido llegar dando bordos, pero nos iban a dar las 3 sin entrar. Así que arranqué el motor (esta vez en punto muerto, como está mandado), y a navegación mixta nos acercamos hasta aproarnos, y bajar el foque.
Ahora viene lo bueno. Hay que ponerle el calcetín al barco. Suave, suavito vamos callejeando hasta llegar a nuestro pantalán. Me acerco a las popas de los vecinos de enfrente, velocidad de maniobra... timón todo a babor... y padentro sin el más mínimo roce. ¡Y AHORA NO HABIA NADIE MIRANDO!
Conclusión. Ha sido muy cortito, casi salir y entrar. Apenas nos ha dado tiempo a encontrarnos cómodos cuando hemos tenido que volver... pero rememorándolo no hago más que pensar en el próximo fin de semana.
Ya os haré alguna preguntita que otra, pero este es el relato de nuestra primera salida, la primera, la inolvidable primera vez!
