El verano pasado quisimos llevarnos el gato de crucero por Mallorca.
La diversión empezó con la jaula portátil. No fue la mejor manera de despertar su instinto náutico ya que la jaula solo se usa para ir al veterinario. El tio parecía Espíderman con las cuatro patas estiradas para agarrarse al marco de la puerta.
Una vez a bordo tuvimos que escoger la ubicación de la caja de arena. El secreto esta en dejarla siempre en el mismo sitio y designar el rincón como "área privada de caca". La sentina no vale porque como se te cuele un gato por ahí, tendrás que desmontar medio barco para sacarlo. Los que tienen gato me darán la razón. El pozo de ancla tampoco porque con los pantocazos va a ir tu hermana. Sería como Pedro Duque cagando en ingravidez. No recuerdo donde metimos la caja pero todos acabamos metiendo los pies dentro. Idem para la bandeja de comida. Aun me huelen los zapatos a paté sabor pavo "especial bolas de pelo".
Salimos con unos 10 nuditos de viento por la amura de babor. El gato flipava lo suyo con la escora y los movimientos del barco pero sin mas dramas. A unas 5 millas de Barcelona decidimos darle al minipimer para llegar a Mallorca antes de fin de año. El ruido del motor transformó el gato escorado en un refrito de La Masa contra Catwoman: empezó a dar vueltas por todo el barco con el pelo hinchado buscando algo para morder. Me tocó negociar a mi.
A unas 30 millas, divisé a 10 millas por babor una nuve sola, negra, triangular, de unas tres millas de ancho y que llegaba casi hasta el agua. Entre la nuve y la superficie del agua se veia como una niebla blanca. Muy raro pero solo me acuerdo de los cumulonimbos del examen de PY asi que seguimos.
A unas 35 millas la nuve empieza a moverse y se me pone en rumbo de colisión. No recuerdo que los cumulonimbos hagan esto y me mosquea. Y que carajo será esa niebla blanca que hay debajo?
Dos o tres millas mas tarde la nuve cambia de rumbo, coje una carrerilla acojonante y se viene directamente hacia nosotros. Mando a la capi abajo a por mi chaqueta. No le da tiempo ni a llegar al armario y nos pilla una ventolera de 30 nudos con rachas de 35 y unas gotas de lluvia horizontal tamaño croquetas de gato que duelen como perdigones de caza. Aproar, reducir foque, segundo rizo de carrerilla. Hablando de gatos, ¿que es ese ruido raro de fondo?
Lo descubrimos acurrucado en un rincón con los ojos en blanco, respirando como el compresor de la nevera con un cargamento de 50 cervezas calientes y sacando espuma por la boca. No dimos cuenta de la cabronada que le estábamos haciendo y decidimos dar la vuelta, llevarlo a casa y esperar que nos perdone algun dia.
Moraleja: deja el gato tranquilo, no te fies ni un pelo de las nuves raras y mete rizo antes de necesitarlo.
Unas

por el tostón.
Hasta luego amable taberna.