OT. Dentelladas Literarias
Me envia hoy mi amigo y maestro el intelectual Pepe
una reflexion sobre la doma de nustros demonios creativos interiores.
STEFAN ZWEIG Y LOS DEMONIOS
José B. Adolph
El mundo es demasiado brutal para mí.
Keats
He estado releyendo las maravillosas biografías escritas por Stefan Zweig, y en estos días la de Hölderlin, gran poeta alemán. Zweig cree fervorosamente en la teoría romántica de los “demonios” impulsores de la creatividad, sobre todo artística. Y cuando escribió, ya se conocía el psicoanálisis.
Hoy, cuando además se sabe más del cerebro y de su manipulación química, la propugna nuestro gran Vargas Llosa. Es que es singularmente atractiva (para autores y lectores), más que una explicación psicoanalítica o neurológica de la creatividad.
Según Zweig, hay dos maneras de encarar, o de utilizar (o de ser utilizado), a y por esos demonios. O te dominan y te llevan a la destrucción (enfermedad, locura, muerte) o los “domesticas” y logras hacer convivir al creador con el ciudadano que habita el mismo cuerpo.
El ejemplo clásico de lo
primero es Hölderlin, que se negó a todo lo terrenal y fue toda su vida un “bueno para nada” como ciudadano. Pasó sus últimos 40 años loco, asilado por un buen carpintero. No fue un rebelde; simplemente “no estaba aquí”. Todo el mundo quiso ayudarlo (a diferencia de otras biografías) pero él estaba en otra cosa.
Quería trabajar, amar y sentía que ello chocaba con su vocación.
El ejemplo clásico de lo segundo es Goethe. Fue un gran poeta también, pero vivía en la Tierra. Llegó a ser consejero de gobierno en Weimar: un alto funcionario público. Su patria no era el ideal, pero sabía visitarlo y cosechar de él.
Porque la diferencia entre ambos tipos no es de calidad sino de ubicación con respecto a sus demonios. Vargas Llosa ciudadano, casi llega ser presidente del Perú. Habría tantos ejemplos más…
¿Es, digo, es un decir, cuestión de piel, dura o ultrasensible?
¡Tanto más que reflexionar sobre esto, y ay, no poder hacerlo!
Arrivederci
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