
Para eso existe la tradicional figura del
hombre en tierra.
Es algo que procuro hacer siempre en travesías de varios días y de lo que nunca me he arrepentido.
Se trata de una persona de confianza -preferiblemente con una cierta experiencia en navegación-, a la que debiera entregársele:
- Números de teléfono de tripulantes, familiares y de Salvamento de cada zona, y sus frecuencias.
- Fotocopia de la documentación completa del barco, y de las titulaciones, debidamente legitimadas por Notario, por si se pierden los originales.
-Números de los pasaportes y tarjetas de crédito para comunicar rápidamente su desaparición o hurto.
- El plan de viaje y ruta completo, con los puertos de destino, alternativos, sus respectivos teléfonos y horas estimadas de arribada.
-Una copia de la lista de avituallamiento.
-Los datos técnicos con planos de nave y muy especialmente de sus instalaciones, así como equipamiento del barco, incluido el contenido del botiquín.
-Los datos personales de los tripulantes, en especial el historial clínico de cada uno.
- A final de cada singladura, se le informa de las modificaciones ulteriores de la ruta y de las incidencias habidas hasta ese momento, así como del estado del barco y tripulación.
- Es además, el encargado de estar atento a cualquier incidencia meteorológica o de navegación generales y de comunicarlas al barco.
- Actúa de puente entre los tripulantes y sus familias.
-Sigue puntualmente sobre la carta la travesía.