Solución... rápida reeducación del tierno infante... antes de que la perversión vaya a mayores. Lo ideal sería reeducar también a los progenitores, pero eso, debido a la edad y a que ya han dejado de ser fácilmente maleables es bastante mas difícil.
Para dicha reeducación valen métodos expeditivos... cuanto más mejor (puede aplicarse aquello de que al quinto "niño no metas los dedos en el enchufe" y harto ya de que el niño dichoso no te haga ni puñetero caso... un día dejas que los meta... y aprenda de la experiencia)


Y si todo eso no te funciona... ¡que Dios te coja confesá!, ya que solo te queda la represión mediante la supresión de la paga semanal (con lo cual pasarás a ser odiada profundamente).


hala... unas

pal mal ratico.