Tal impresión causó el hundimiento del Hood por el Bismark en la opinión pública británica que desde entonces fueron censuradas todas las noticias sobre hundimientos de unidades navales. Tanto las que se cargaron los japoneses como muchas de las hundidas en los teatros europeos.
Un ejemplo conocido fué el hundimiento del acorazado H.M.S. Barham en 1941, del que no se dijo nada hasta 1944 y solo debido a un chusco juicio tras 3 años de prisión incomunicada ("bufonada", lo calificó el mismo Churchil) a una viejecita que, en una sesión de espiritismo dijo que se le aparecía un marinero de dicho buque explicando que habían sido hundidos... a pesar de que las familias seguían recibiendo felicitaciones de navidad...
Algunos años después de la guerra fueron difundidas estas imágenes (impresionante entre los segundos 17 y 22 como los tripulantes trepan por el costado o saltan al agua por la amura antes de la horrorosa explosión):
