Es inusual que al producirse el vuelco de la Zodiac ambos tripulantes quedaran en su interior y cubiertos por el suelo/techo. Eso lo ensayas varias veces y no sale, pues lo propio es que el mismo vuelco te lance a un costado.
Lo que sí fue una suerte es que al producirse el vuelco y caer los niños debajo la barca, el contraste entre el frenazo en seco de éstos y la velocidad de la barca arrastrada no les golpeara fuertemente, ya sea con el motor o o con el propio espejo de popa.
Me acuso de haber remolcado a mis hijos en la Zodiac con buen tiempo y no tengo especial conciencia de haber cometido una enorme imprudencia, por bien que admito ha sido con el mar como un plato y a motor.
No creo que el Cofrade que tienela franqueza de contarlo merezca similar rapapolvo...
En definitiva bien está lo que bien acaba, y cabe felicitarse de que todo acabara en un mero susto.
Saludos cordiales

