Cada uno sabrá el riesgo que está dispuesto a asumir, para si mismo y para las personitas a su cargo.
Recuerdo la cara de satisfacción de cada uno de mis hijos el día que les dije por primera vez que fueran a buscar el bote al amarre o al fondeo y que vinieran a recogernos al resto de la familia.
Pero la normativa está muy clara.
