Tras largo tiempo perdido, he estado ante la Taberna sin atreverme a entrar, pues e temía noticias como ésta, concretamente ésta. ¡Con cuanta tristeza he recordado la crueldad con que tu enfermedad ha encerrado tu espíritu aventurero, aventurero de los de verdad, durante tanto tiempo!. El humor con que contabas sobre tus trabajos en la vida: uno de los primeros, mantener los puritos de Clint Eastwood al cortar cada escena para que no se notara la diferencia cuando se reanudaba, o como quemaba la cámara en tus manos del calor producido por el napal que ardía próximo a la zanja en la que estabas tirado en una de esas guerras del Sinaí, sin darle importancia a nada como si todo eso hubiera estado al alcance de cualquiera.
Brindo por tí y por los buenos momentos que nos has hecho pasar

Y no te deseo que descanses en paz, sino que, libre de las ataduras de tu cuerpo, puedas volver a tus andanzas, pero esta vez a lo grande, como tú te mereces, que el cosmos es pequeño para tí y te tienes que desquitar de mucho tiempo perdido