Pues yo cambio de pabellón porque me da la gana y porque puedo; porque soy ciudadano de la Unión Europea y libre de hacerlo, por más que le pese a la administración déspota, represora y tercermundista de este país que se cree con derecho a intervenir continuamente en la vida de los ciudadanos, que no nos deja tranquilos ni pa cagar.


¡Soy un ciudadano, no un súbdito!