La verdadera culpable de estos barcos abandonados es la legislación. Cuando un puerto o una marina tuvieran la posibilidad en caso de impago, de gestionar la subasta (con las debidas garantías, claro esta), se acabaron los problemas. Los barcos podrían salir al mercado cuando aún no están destrozados.
Me río mucho con ese programa de TV americana en el que los trasteros se subastan cuando hay abandono. Aquí eso sería imposible.


