El proceso descrito se repite en mi barco, año tras año.
Y eso que también uso Velux; pero creo -mejor dicho, sé-, que es una batalla perdida.
Nos vencen los caracolillos. Por Galicia los llaman "arneirones", pero da lo mismo. Se pegan en la hélice, haciéndose notar su presencia, en que el motor "tira" poco, y a determinadas revoluciones, aparecen vibraciones.
Neopreno, cuchillo y unos buenos guantes, lo solucionan parcialmente.
Muchas veces pienso que es un castigo del Mar, por navegarle poco; ya que los que trabajan en él, lo sufren menos.
Copas de buen Ron, y resignación. (¡¡ Me ha salido un pareado !!).
