Al atardecer baja el viento, cumpliendo la previsión. Los ocho barcos nos comunicamos continuamente por VHF, hasta nos pasamos recetas para cocinar los pescados que algunos barcos han subido a bordo.
El trayecto entre Menorca y Córcega, al contrario que en el del lado de la península, no tiene mucho tráfico de mercantes. Los AIS que llevamos la mayoría nos ayuda a ver y gestionar los pocos barcos que se nos cruzan. Después de una tarde sin apenas viento, a primera hora de la mañana del 6, avistamos la escarpada costa corsa.
Un detalle que siempre me ha llamado la atención de Córcega, es que no hay pinares en la costa, sino sobre todo encinas que le dan un aspecto más verde. Nada más llegar a Marine de Porto, baño reparador. El agua la encontramos un poco más fresca (26º) y sin medusas. Porto es una pequeña marina con servicios de agua y gas-oil pero sin calada para entrar en velero. Algunos barcos repostan con las auxiliares. Al cabo de un rato llegó Antany, nuestro flotillero francés (su amigo Melée Voile no pudo venir) que ya llevaba a algunos días por la zona.

