Enhorabuena, Leviño. Aunque me apena un poco que Tama haya vendido su biquilla. Tuvimos bastante trato al principio (una relación epistolar, por eso de que estábamos en mares separados, pero compartíamos barcos de dos patas) y se echa mucho de menos su sentido del humor. Seguro que sacas partido a ese barco y del hilo aprendemos todos.
