La elección de un velero de acero, más pesado, o de aluminio, más caro y complicado de hacer mantenimiento, sólo se justifica si vas a navegar por altas latitudes, en las que la resistencia a los choques es un elemento primordial de seguridad. Pero los cascos no son cómodos en climas tropicales, a menos que tengan un aislamiento térmico muy cuidado, lo mismo que la ventilación.
Para una navegación transmundista clásica, por mares frecuentados por navegantes y en climas no extremos, es mucho más barato un barco en fibra, producido a gran escala, fácil de hacer mantenimiento y de reparar.
Eso es lo que recomienda la prensa náutica, p.e. V&V.
La ecuación es: o defines bien el proyecto y decides qué tipo de navegación quieres (más confortable o de navegación más intensa), y a partir de ello buscas un barco adecuado. O te haces del barco que puedas, y en función de sus características, decides el proyecto de viaje.
Y por supuesto, teniendo en cuenta que los costos se disparan exponencialmente por cada metro que subas de eslora, o si eliges catamarán.
