Y luego, una parte de los asistentes, muchos aún siendo pocos, invaden Lekeitio para dar bullicio y color hasta la tarde-noche.
Aunque no siempre con buenos ejemplos, como aquella vez que volvía de pescar al atardecer ya y me encontré a una señora, con sus buenos sesenta tacos, en bragras a nado o algo parecido en medio del puerto, con una tajada impresionante... que casi tenemos un disgusto...
Pero bueno, dos personas dando la nota no pueden suplir a muchos miles de personas pasándoselo bien en una fiesta de buen rollo y mucha alegría como los bermeanos saben organizar y desarrollar, que también las he vivido en Bermeo y son espectaculares.
Espectaculares, no al estilo de lo que se hizo en Elantxobe, sino espectaculares por la mezcla de anarquía, fiesta, alegría, alcohol (también) pero orden y respeto, pasándoselo muy bien pero sin pasarse con nadie.
¡¡A ver si este año puedo acudir con un barco viejo pero nuevo!!
Agur bero bat.