¿Es verdad que solo hay dos días felices cuando compras un barco?
No os habéis planteado que tal vez sea una hipérbole? En el siglo pasado, en que existía el lenguaje figurado, y el énfasis dialéctico era un recurso, y no una obligación, las hipérboles se utilizaban para destacar la importancia de algo.
En este caso, la famosa frase viene a poner de manifiesto lo quehaceres, trabajos y tribulaciones que acarrea la propiedad de una embarcación, los cuales, con frecuencia, subestimamos en el momento de la compra. Y, en ese sentido, la frase es ocurrente y no exenta de razón.
Por otra parte, detecto de un tiempo a esta parte una voluntad de racionalización de algo consustancialmente irracional, como es la propiedad de un barco. La felicidad, afortunadamente, sigue teniendo versiones fuera de la lógica. Cifrar en las horas de uso del barco la satisfacción que produce, es una visión bastante miope. No pretendo con ello ofender, sino abrir un poco la mente del eventual futuro propietario. Las horas y horas planeando excursiones, buscando en Internet el último juguetillo para el barco, recordando las anécdotas de la última travesía...tener un barco aporta felicidad mucho más allá que navegandolo. Y, pese a ello, sigue sin ser, ni racional, ni rentable. Dos mantras cuya ecuación varios esperan, en vano, resolver, para justificar su decisión de compra.
Yo he vivido a 6000km de mi barco, y ahora a 100 metros, y siempre me ha hecho feliz
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