Modelos específicos de actividad convectiva
Como decíamos ayer (

), los informes meteo convencionales no siempre son una herramienta efectiva y fácil de interpretar a la hora de predecir algunos de los fenómenos de los que hemos hablado antes - ni siquiera los que, como los chubascos, son habituales y teóricamente sencillos. Esto sucede, sobre todo, por dos razones,
- En primer lugar, por la falta de precisión de parte de los modelos que utilizamos con más frecuencia, efectivos para un gran espectro de variables pero con ciertas limitaciones en su previsión de la convección. La mayor parte de estos modelos -ejemplo, el GFS- parte de una simplificación, que es considerar a la atmósfera en equilibrio hidrostático (por eso se llaman modelos hidrostáticos) y esto se lleva mal con la predicción de la convección, ya que el “desequilibrio” (la inestabilidad) es, como vimos, condición necesaria para la aparición de ésta.
- En segundo lugar, gran parte de los informes que observamos, aunque incluyan modelos que trasciendan los hidrostáticos, suelen emplear un formato y priorizar unas variables a la hora de representar la información (su “output”) que no son las más adecuadas para identificar la convección. Y es que, en la práctica, si pensamos en los modelos de los que hemos hablado y sus herramientas, sitios web o aplicaciones más frecuentes por las que accedemos a ellos (windy, windguru, windfinder y un largo etcétera), en casi todas se priorizan variables distintas a la actividad convectiva o al riesgo de chubascos que, en muchos casos, ni siquiera aparecen representados. Otros informes (ej, AEMET) sí establecen avisos específicos pero, como veíamos anteriormente, suele ser a través de mensajes estandarizados tipo “posibilidad de aguaceros y tormentas”, sin entrar demasiado en la probabilidad o intensidad de los mismos.
Dada la relevancia de estos fenómenos, especialmente en la navegación por el Mediterráneo, ¿hay algún modelo más adecuado para identificarlos? La respuesta es que sí, hay varios modelos no hidrostáticos eficaces para la previsión de convección a escala local; y digo a escala local porque, como acabamos de mencionar, los modelos hidrostáticos se basan en una simplificación que permite un alcance global; si renunciamos a esta simplificación, la cantidad de información es tal que no hay modelo de cálculo capaz de alcanzar más allá del ámbito local… pero para predecir la actividad convectiva que tendremos mañana en Mahón nada nos importa lo que ocurre esta tarde en Terranova y, a cambio, conseguimos lo que queremos: anticipar la actividad convectiva a corto y medio plazo, desde indicadores específicos que nos aportan una cierta fiabilidad - la mayor posible, dentro de las limitaciones de esta ciencia.
De entre los indicadores, vamos a centrarnos en uno de los más utilizados, la CAPE. ¿Qué es la CAPE? Las siglas vienen de Convective Available Potencial Engergy, o energía potencial convectiva disponible. Se mide en Julios por kilogramo (J/Kg) y, simplificando bastante, representa la cantidad de energía de “flotabilidad” que posee una masa de aire. A más energía disponible más inestabilidad y, como vimos en los primeros artículos, a más inestabilidad más convección; se representa en mapas donde se colorean áreas según su energía convectiva potencial, utilizando frecuentemente tonos rojos o magenta para las áreas de mayor potencial convectivo y verdes y amarillos para aquellas zonas donde el potencial resulta menor.
Nuestro querido Mediterráneo, vistiendo “de bonito” a finales de agosto. Fuente:tiempo.com
¿Equivale un elevado CAPE a certeza de actividad convectiva? No tanto, pero sí equivale a una situación de alta inestabilidad y, como sabemos, la inestabilidad es condición necesaria, y terreno abonado, para la convección. En este sentido, un valor alto de CAPE no permite asegurar la presencia de desarrollos convectivos, pero sí la existencia de una gran inestabilidad que, si se juntan otros factores, producirá, con alta probabilidad, la situación que deseamos predecir. Así, una clasificación orientativa de los distintos valores que puede alcanzar la CAPE podría estar en este entorno:
- CAPE = 0: Atmósfera estable. No hay posibilidad de tormentas [lógicamente, salvo error del modelo]
- CAPE entre 0 y 500. Atmósfera ligeramente inestable. Tormentas (riesgo de) leves a moderadas.
- CAPE entre 500 y 1.000: Atmósfera bastante inestable. Tormentas moderadas a fuertes.
- CAPE entre 1.000 y 2.500: Atmósfera inestable. Tormentas fuertes, probabilidad de granizo.
- CAPE entre 2.500 y 3.500: Atmósfera muy inestable. Tormentas muy severas.
- CAPE mayor a 3.500: Atmósfera extremadamente inestable. Supercélulas y tornados.
La inestabilidad es condición necesaria, pero no suficiente para la aparición de fenómenos convectivos. Esto quiere decir que, aunque un valor intermedio no asegura que existan estos fenómenos, un valor de 0 sí debería hacer prácticamente imposible la existencia de actividad convectiva, pero sólo desde un plano teórico: puede que el modelo falle así que, como siempre en la meteo, es clave una interpretación prudente y, sobre todo, unida a otros indicadores, especialmente el conocimiento razonable de los fenómenos locales de cada zona.
Y con este tema damos por terminados los hilos sobre fenómenos convectivos pero, respondiendo a algunas preguntas de cofrades, haré algún “bonus track” (espero que sin que pasen tantos chubascos como los que he tenido que dejar pasar para escribir este último hilo

) alrededor de ellas.
Próximo capítulo (bonus track): la Tramontana
