Hay quien por ganar cuatro perras, envía a sus clientes al abismo. Hace pocos días, dos excursionistas contrataron una excursión con un guía en Ibiza. Sin la más mínima preparación ni prevención, los guió hasta una cueva inundada muy popular entre los turistas y con innumerables rescates por parte de los bomberos. Resulta que el acceso a esta cueva es saltando desde la parte superior y caes a un agua azul turquesa espectacular. El problema es que la salida es mediante una cuerda trepando la pared o nadando varios metros por debajo de la superficie del agua y saliendo al mar. Pues resulta que uno de los turistas, al que el guía incitó a saltar al agua, luego no sabía trepar por la cuerda ni bucear para salir; el guía se supone que fue a buscar ayuda, llegó hasta una zona con cobertura de móvil y llamó a emergencias, que movilizaron a sus efectivos, pero hecho esto, desapareció de la escena, eludiendo cualquier responsabilidad. Pues como este guía, muchos más; se montan un negociete con cuatro chavos y ningún escrúpulo, engañan a la gente, se presentan como profesionales y ni siquiera tienen contratado seguro de accidentes. Luego suceden estas cosas. Hay que andar muy atento para no caer con estos piratas del siglo XXI.
