Ostras, qué pena. No tuve el gusto de conocerle, ni siquiera cuando mudé mi amarre de Sitges al Delta (estuve dos años "al otro lado", en La Ràpita), pero tengo un gran recuerdo de sus intervenciones, su utilísimo derrotero del lado Norte del Delta y su exquisita amabilidad con todo el mundo.
Buena proa para él y un sentido abrazo a sus familiares y amigos.
