Cofrade Malamar.
Ante todo, mis respetos.
El barco que sueña el cofrade Urtzi es una virguería y muy habitable. De esos de cambiarlo todo por instalarse definitivamente en él. Por ponerle un pero, pienso que la bañera es algo pequeña para las charlitas al atardecer volviendo a puerto. Ya sabes, con esa suave brisa a un largo, la cervecita en la mano y un bonito atardecer. Las caras tirantes por el salitre y el sol y la buena compañía, la satisfacción del deber cumplido, de haber disfrutado y gozado, de haber sido feliz...
En fin, en otro orden de cosas menos bucólico, te diré que es el espíritu del Capitán Barceló el que me posee cuando leo según qué. No sé, cofrade, será la sangre mallorquina de otros tiempos la que a veces me posee virtual y salvajemente...
Por cierto, estuve viendo los Wally por la noche amarrados en el Real Club Náutico de Palma en el pasado trofeo Palmavela y me acordé de ti. Hubieras disfrutado de ver sus interiores iluminados a pie de pantalán, de sus armadores vestidos con polos blancos y bermudas a juego, de sus cabelleras rubias peinadas como viejos actores de películas para adultos... Esos si que son barcos y tripulaciones raros, raros...

a tu salud.