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Corsario
 
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Predeterminado Re: La Vida a Bordo (en la Edad Media)

A los soldados embarcados se les llamaba homes d'armes (hombres de armas) y ballesters (ballesteros) y algunos de ellos tenían a su cargo al almirante. Los ballesteros llevaban dos ballestas de tres pies de longitud y una de tes, trescirentos pasadores, saetas, una gorella (?), cota conchada, coraza, bacinete, cestillo y dos ganchos para armar y montar la ballesta.

Los pasajeros se dividian en tres clases: comerciantes o sobrecargos; pasajeros peregrinos, que viajaban en cumplimiento de un voto, y pasajeros con equipaje, en tránsito de un puerto a otro.

Los comerciantes que transportaban carga própia, disfrutaban de ciertos privilegios a bordo. Eran consultados en determinadas circunstáncias, como cambios en el viaje, escalas, ataque de enemigos o abandono de paquetes en caso de tormenta, determinaciones que exigian esta consulta prévia y que el escrivano anotaba en su libro cartolari (?), haciendose una relación jurada, en caso de naufrágio, que obligaba a los supervivientes. Un pasajero que transportase menos de diez quintales de carga, era considerado como peregrino, y solo era consultado en casos determinados. Los demás pasajeros no eran consultados, ya que no tenían representación, como los marineros, excepto cuando estos iban a parte proporcional de los beneficios del flete. Era obligación de todos los de a bordo, llevar armas para su defensa personal.

Los marineros cobraban un sueldo mensual, a tanto por milla, o por viaje entero a un puerto dado. Unos recibían la comida del capitán y otros se la preparaban ellos mismos. Algunas veces transportaban pacotilla, es decir una variedad de efectos, según costumbre de los puertos o según convenio celebrado, que les otorgaba derecho a embarcar por su cuenta en cada viaje, para comerciar con ella. Podían transportar libremente, por la mitad del sueldo de todo el viaje, pagando fletes por lo exedente. Tomaban tres comidas al día: por la mañana pan con companaje, consistente en comida fria o fruta; al mediodia, en domingo, martes y jueves, carne asada, los otros dias escudella o sopa sin carne; por la noche pan y conpanaje, que consistía en queso, cebolla, sardina salada u otro pescado seco.
Era obligación del capitán repartir vino en cada comida, mientras no estuviera demasiado claro, en cuyo caso debía espesarse con pasas e higos secos hervidos. Solo al faltar esto se suprimia el vino. Para Pascua y otras festividades importantes, se daba doble ración.

(continuará...)
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Siempre llevo un fino sedal, con un anzuelo y un señuelo en el bolsillo, para cuando llegue mi hora, y me halle navegando, con Caronte hacia el otro lado del río, aprovechar para hacer curri; pues no hay duda que daré mejor impresión, de presentarse ante el portero con unos buenos peces recién pescados como ofrenda.

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