Demoiselle Escorator,
entenderé como un gesto finísimo que, después de peinarse y acicalarse según procede, tenga a bien compartir esta lubina salseada al aroma de azafrán y este Chablis fresco con quien suscribe.
La mar está calma, el día ha sido duro, media tripulación duerme y este momento de serenidad parece invitar al amical convivio.
Yo, ciertamente, entendería su respuesta positiva como un honor no pequeño.
Suyo de usted,
Le Renard