El Faro de la Cerda.
No es tan mítico como otros ilustres anteriormente mencionados. Pero si eres de Santander, y llegas mareado, tiene la virtud de anunciarte la entrada a la Bahía y de paso, el fin del mal de mar.
El caso es que pasarlo es una alegría cuando llegas tocado del ala. Ampliamente demostrado, oiga!!
Embat