«Mi filosofía en el mar es la prudencia»
Unai Basurko (Portugalete, 1973) lleva toda una vida preparándose para el 9 de noviembre de 2008. Ese día parte del puerto francés de Les Sables d'Olonne la sexta edición de la Vendée Globe, la vuelta al mundo en velero en solitario y sin escalas, la regata más exigente entre los aficionados a la vela. Basurko y su barco, el 'Pakea Bizkaia' estarán en los muelles de La Chaume, empapándose del bullicioso ambiente de esta travesía única. Hasta hoy, apenas 164 personas han sido capaces de dar la vuelta al mundo a vela en solitario en un barco.
Unai Basurko era un muchacho cuando, en 1993, ayudó a arrimar el velero del fallecido José Luis de Ugarte a los muelles de Les Sables. Ugarte llegó entonces famélico, aterido y feliz tras haber estado a punto de morir después de chocar con un iceberg en los mares del Sur. Esa noche cenó chuleta y ensalada, se tomó una botella de vino, otra de whisky y durmió en una cama por primera vez en cuatro meses (la verdad es que no soportó el colchón y se tumbó en el suelo). De madrugada, sintió el ruido del viento, y el viejo marino se encerró en el armario de la habitación, de donde le rescató su esposa cuando trataba de maniobrar unas inexistentes velas. Basurko quiere vivir todo eso, la adrenalina de surfear a 25 nudos en las olas del océano antártico, la soledad extrema, la vigilia acechante cuando atraviese las rutas de los mercantes, la autonomía plena que sólo es capaz de proporcionar la mar y un barco...
«En unos 110 días»
Para ello deberá volver al mismo puerto que le verá salir el próximo día 9. «Calculo que emplearé 105 ó 110 días en dar la vuelta al mundo», explica. Los primeros de la flota arribarán a Les Sables menos de tres meses después de la salida. En la pasada edición, el ganador Vincent Riou empleó 87 días en navegar las 23.680 millas de la vuelta al planeta y rebajó en cinco jornadas el tiempo establecido en 2001 por Michel Desjoyeaux.
-En la Velux estuvo 72 días solo. Ahora calcula que va a pasar cuatro meses en soledad, sin ver a nadie. ¿Cómo se prepara uno para eso?
-Lo más importante es desear ir, estar en regata. No tengo ninguna duda de que navegar en solitario es lo que más deseo en esta vida.
-Ya, pero usted ha visto las imágenes de los patrones solitarios franceses de esta regata, medio pirados, delirantes, ojerosos e insomnes tras vivir meses en sus barcos...
-Sí. Pero yo siempre estoy a gusto en el mar. Jamás he tenido prisa ni ansiedad por llegar, ni cuando el barco ha estado herido o limitado de velocidad.
-Va a competir con los mejores navegantes oceánicos del mundo. ¿Dónde prevé estar?
-Hay diferencias. Engañarnos sería de tontos. Mi barco no es extremo y compito contra patrones que van a romper o a ganar y que manejan diez veces nuestro presupuesto. En la mar está claro, tanto arriesgas, tanto andas. La primera regata es contra uno mismo, contra las ansias de rebasar tus límites. Mi filosofía es la prudencia.
-Patrones como Bernard Stamm o Mike Golding le han arropado durante su primera vuelta al mundo. ¿Qué le han enseñado?
-He aprendido tranquilidad.
-¿Tranquilidad?
-Me han dicho que lleve mi proyecto sin prisas, relajado. Ellos valoran mucho que haya sido capaz de terminar una vuelta al mundo con un barco construído con mis manos en Australia. Mike Golding me decía, 'Unai, pregúntame lo que quieras que yo ya he roto todo en mi barco'. Nadie nace sabido y conmigo han sido muy generosos.
-Tampoco es competencia...
-De acuerdo, pero no creo que esa complicidad exista con otros patrones ingleses o franceses.
«Cuando sopla...»
-Son un grupo muy cerrado.
-La diferencia está en los barcos, porque los patrones estamos bastante igualados. En esta edición hay media docena de veleros nuevos, muy extremos y potentes. Su mástil es cuatro metros más alto que el mío... llevan más vela, son más potentes. Pero cuando sopla fuerte todos tenemos que arriar trapo. Creo que se van a formar dos grupos. Quince en cabeza y otros quince detrás. Entre ellos está mi regata.
-Vuelve a visitar el Sur, los mares más desolados del planeta.
-Tengo ganas. Es la tercera vez que bajo. Pero no puedes ir todos los años. Tantos días de tensión, tantas horas a la caña, tantos días empapado y helado no pueden ser buenos para nadie.
-¿Cuál puede ser la zona más complicada para navegar?
-Siempre hablamos de los 60 bramadores. Pero en la 5 Oceans vimos que en el Golfo de Vizcaya, frente a Euskadi, se formó un huracán. El Gran Sur es un examen para el barco y para su patrón. Luego está el paso por Buena Esperanza y, siempre, siempre, el cabo de Hornos, donde convergen todos los vientos y mares del Sur.
( el correo digital)