REGATAS EN PALMA
Al llegar a Palma e ir viendo las caras de la gente ya me di cuenta que algo fallaba, ¿porque el único con cara de cansado era yo?
Resulta que él que se suponía que venía de Bilbao había alquilado un barco allí al lado, los locales tenían los barcos en su puerto base y las nativas de importación que habíamos convocado para la ocasión habían viajado todas en avión.
Cenamos y durante la cena todos los allí presentes oímos el canto de una sirena, ¿no creéis en sirenas? creedme es la sirena mas dulce que he oído jamás y siempre que vayáis a Palma seguro que allí está, en algún rincón de la bahía, dispuesta a ayudar a quien lo necesite. Si claro, del Cuerpo de Sirenas del Ajuntament de Palma.
No estuvo mal la jornada
La regata del día siguiente fue una encerrona, nuestros rivales eran profesionales, navegantes habituales de X-yachts 342, golfiños tuneados, vela ligera, vamos la élite.
Yo con el cansancio acumulado, apenas pude defenderme unas yardas, en cuanto se pusieron las pilas nos pasaron sobradamente con gran alboroto y regocijo de las féminas, por lo que se puede afirmar que la felicidad femenina defiende muy bien el rating y que la vergüenza masculina ciñe fatal.
Nuestra tripulación estaba poco conjuntada, yo a la caña que si en algo destaco no es precisamente ganando regatas, Marconcio y Tornado se empeñaban en desarbolar, revisar la jarcia y poner unas luces de leds ante de empezar a competir, y los dioses de Bilbao que les decías amolla un poquito y largaban catorce metros de escota.
De todas formas al final la cosa no nos fue tan mal y quedamos segundos.
La cena de Sa Llimona, un clásico tantas veces leído que me encanto vivir en persona. Después fiesta y aquí si que formé parte de la tripulación ganadora que montó la ultima baliza con sobriedad y aplomo, quedando el resto de participantes descalificados por no doblar todas las balizas del recorrido.
El Domingo como Butxeta le había cogido el gusto a navegar en buena compañía, salió a navegar con las jóvenes preciosas que habíamos conocido en la cena del primer día y que al parecer eran del equipo juvenil de vela, equipo júnior como mucho y que se quedaron el fin de semana con nosotros. Tuve el honor de ser invitado a esta navegación que culminó con un baño en cala blava.
A bordo del s’Avenc pude descubrir el buen feeling generado entre un trío de cofrades recién conocidas, sin duda han descubierto que tienen muchas cosas en común, espero que entre estas cosas que comparten esté la de tener un amigo que a veces cree que el mundo es redondo.
sigue....