Re: ... y de mear no hablemos
Pues yo el otro día, intentando recuperarme del mareo y de la consiguiente pota, hice un alarde de equilibrio en el barco de Colt.....con resultados penosos: la flojera de brazos y piernas, y el empeño por agarrarme hasta con los dientes, hicieron que le meara el barco.
Genial.
O sea, especial cuidadín después de "dar de comer a los peces". No basta con "agarrarse bien", que la flojera engaña.
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