Es una pena que no sea Jorge Negrete, porque casi le debo la vida.
Según me contaba mi madre, mi padre tenía ganas de jaleo, pero ella no. Una noche en la que ella estaba ya acostada, entró mi padre en la habitación vestido de Jorge Negrete, cantando y con dos tíos tocando la guitarra.
En cuanto se fueron los de la guitarra, mi madre se dejó camelar y aquí estoy yo fruto de esa noche mexicana.
México lindo y queriiiiiiiiiiiiiiiidoooooooooooooooooooo......... ..........
