Se trata de una historia verídica, como decía el extinto Pepe Gandía.
Había un tipo que se pirraba por las fabes asturianas, a pesar de que le producían unas flatulencias increibles, asemejables con mucho a gases absolutamente letales.
Un día conoce a una chica encantadora y romántica, de la cual se enamora perdidamente, casándose con ella. Previamente se prometió a si mismo que siendo como era su esposa,debía hacer un esfuerzo sobrehumano renunciando para siempre a su plato favorito, ya que ella sería incapaz de soportar sus apestosas flatulencias .¡ Dicho y hecho! ,dejó de comer fabes.
Un día de retorno a casa tuvo la mala suerte de que se le averiase el coche. Dado que era ademas el aniversario llamó contrariado advirtiendo que llegaría algo más tarde.
La reparación se retrasaba y el tenía un hambre atroz,dandose la casualidad de que al lado había un restaurante asturiano, que como no, tenía como plato del día el especial de la casa: FABES.
Aquello era demasiado y sucumbió a la tentación, tomándose dos platos con colmo.
De regreso a casa fué "aliviándose" estruendosa y fétidamente como de costumbre hasta que creyó firmemente que no quedaba ni un ápice del nausebundo gas, que riete tu de Gas.Natural.
Cuando llegó a casa su mujer amorosa, le dijo que no se preocupara por el retraso , le vendó los ojos y le pasó al salón-comedor, con tan mala suerte que en ese momento sono el teléfono. No te preocupes cariño, yo lo atiendo, sientate y no te quites el pañuelo porque te tengo una sorpresa preparada para la merienda.
El asintió, se sentó pero empezó a sentir los síntomas acostumbrados de una forma lacerante. Deja escapar su "carga mortífera" ,pero de forma silenciosa y larga,es decir lo que se dá en llamar un pedo "descalzo", solo soportable por su autor. Agitó desesperadamente las manos para "expandir" aquello y que no se notara.
Normalidad durante unos minutos, pero dos platos son muy "productivos".Así que aprovechándo la tardanza de su esposa:¡¡ Purrrrumm!!.Esta vez aquello podía matar a cuaquier insecto a 1O metros.
Vuelve a agitar las manos como abanicos para "ventilar" de nuevo.
En esto que oye regresar a su esposa, pone una sonrisa inocente de areja a oreja, al tiempo que su mujer pidiéndole disculpas por la tardanza,le pregunta si a visto algo . NO ,le responde, en absoluto,estoy impaciente por la sorpresa.
Ella con cariño le retira el vendaje y..¡¡.Ohh sorpresa!! ,quince invitados alrededor de la mesa,esperando cantar aquello de: es un muchacho excelente.., si es que eran capaces.
