Gracias, Rolo!
Cuando era muy joven, de esa edad en la que uno escoge héroes, estaba fascinado por los grandes expedicionarios y viajeros: Amundsen, Scott, Shackleton, Slocum, Iradier, Cabeza de Vaca o Malaspina.
Poco después derivé hacia la admiración por quienes, además, intentaban mejorar el mundo al que habían llegado. Ahí me encontré con personajes como Albert Schweitzer y Fritjof Nansen. Ambos, premio Nobel de la Paz.
Pocos recuerdan que Nansen salvó la vida de cientos de miles de turcos, griegos y armenios con sus intervenciones diplomáticas pero, en cambio, su aventura con el Fram parece indeleble.
Eso tal vez quiera decir que la humanidad es aún adolescente.
Ya que lo he nombrado, recordaré que Schweitzer fundó el Hospital de Lambarene, en el Gabón, allá por 1.910. Conseguía financiación haciendo giras como concertista de órgano.
¿Podéis imaginar por un momento el sonido del órgano en mitad de la selva, en plena noche, cuando el Doctor ensayaba fugas de Bach?
Brindemos por los hombres buenos, sabios y valientes.
