Jesús, Jesús y yo sin saberlo. Coches que explotan cargados de gasolina, armadores irrespetuosos o chiflados que además de rellenar sus depósitos de gasolina con el pitillo colgando de la comisura labial abandonan valiosos cabos y cadenas en el fondo de nuestras costas temporada tras temporada, en fin, el kaos. Como me huele esto a que nos va a salir mas caro el fondear dentro de poco!
Odin