Por suerte, las cosas poco a poco vuelven a su cauce. La regala ya la tiene el carpintero para duplicarla. Por suerte, hoy he vuelto a navegar unas tres horas, y ya me he olvidado de todo: todo el trabajo que te lleva un barco se compensa al sentir como se desliza en silencio apoyado sobre sus velas. Como se nota que la primavera intenta asomarse...
Masai, ya estás mostrando fotos de los tapizados y del forro de cerezo.
¿Y que ha pasado con las fotos de Vaigfort?
El mayor lujo del mundo no es tener el mejor barco, sinó tener tiempo para navegar.



