Ahora que lo pienso, sí que cometí un error... no verifiqué antes de salir si había un rodete de repuesto en la mesa de cartas como suele haber siempre. Y es que mi hermano, al cambiarlo, no pensó en comprar el repuesto... aunque en las circunstancias en que estábamos, a 200 metros de una costa rocosa, con un tripu mareado, un temporalillo de SW y olas como las que había, se me antoja que abrir la bomba de refrigeración y sustituir el dichoso rodete no hubiera sido de lo más sencillo, aunque seguramente factible.
Tampoco hubiese tenido que llamar a SM si un tipo que pasó a menos de 500 metros de mi proa al que hicimos señales y llamamos por radio varias veces, hubiese tenido el detalle de acercarse y ver qué pasaba... por cierto, entre las señales que empleamos se incluye una linda bengala.
En fin, que reparamos el cacharro y llegamos a Palma unos días después... y salimos en la regata... pero esa es otra historia que tal vez me anime a contar, aunque exigirá una gran dosis de buen humor



salud!!!