Después de tantas cosas, al final de tantas cosas... hubo que regresar. El barco empezó a desandar lo andado. No trataré de describir las sensaciones que nos embriagaban entonces. Pura pena. El fantasma del regreso iba cobrando vida a cada milla disputada al alisio. Nuestro buen cómplice, enojado de ver que no seguíamos el viaje hacia Panamá la tomó con nosotros. Venga, sopla que te sopla. Pero, como veis, tuvimos la última palabra...
Espero sinceramente que este viaje os haya gustado. Que a los que ya habeis estado, os haya recordado los buenos momentos pasados en aquellas maravillosas latitudes. También espero que a todos los que teneis el viaje en la lista de las asignaturas pendientes, este pequeño reportaje os haya animado a vivirlo in situ.
Y a todos los que no pensais llevar la proa tan lejos, simplemente me encantaría pensar que este viaje virtual os ha permitido escapar un poco del día a día y volar allende los mares (adoro esta expresión, no sabía cuando ni como la iba a colar en el texto... bueno, ya está hecho!).
A todos, un abrazo muy fuerte... Hasta siempre!

