¡Jopé, vaya rescate!
En una isla de esos mares cálidos y tristemente tan lejanos vimos como se aproximaba un helicoptero a tierra para aterrizar.
Cerca del heliopuerto, que estaba al lado del puerto

, había una neumática varada, afortunadamente sin nadie a bordo. Al acercarse el helicóptero, y debido al ventarrón que generan las aspas, levanto el dinghy por los aires como si fuera una pluma y luego cayó bruscamente del revés. La neumática más o menos debía medir unos tres metros y llevaba el suelo de madera, así que muy ligera no era.
Desde entonces me dan un poco de yuyu.
