Re: El Laion, aunque herido, ya está en Ribadeo
Mas ron para todos que este va para largo.
El dia 3 de Febrero, sábado, amanecía en Porto do Son nublado y con una ligera brisa. Hasta Sada nos esperaban unas 95nm por la que se presume una de las peores zonas de la costa española, había que pasar Finisterre y toda A Coste da Morte.
La tripulación estaba compuesta por Temais (patrón), Noemi, Marcos, Juan y yo mismo (como marineros).
El día anterior Noemi y Marcos (están encargados del funcionamiento de la Escuela de Vela de Corcubión) habían intentado llevar el Laion desde el atraque a la zona de repostage pero les había resultado imposible ya que tenía averiado el mando del motor y era imposible engranar el punto muerto, sólo iba abante o atrás, y a menos de 1 nudo, su respuesta al timón era nula, con lo que después de varios intentos lo volvieron a dejar en su plaza. Lo rellenaron con bidones que debían acarrear unos 100 metros, transportando unas 5 garrafas de 25 litros y como el aforador del depósito marcaba lleno lo dejaron así. El Laion lleva 800 litros (esta decisión nos iba a poner en una situación muy comprometida en medio de la ría de Sada).
Teníamos pensado salir de Porto do Son a las 7 pero Noemi y Marcos habían salido la noche anterior y hasta las 9 no llegaron, y sin ellos no debíamos salir, pues conocían el barco mucho mejor que nosotros como demostrarían a lo largo del día.
A las 10 de la mañana ya estabamos en Punta Carreiro. A la salida de la Ría de Noia, íbamos con la mayor y el motor a unas 2000 vueltas, nos dispusimos a abrir la mesana y el génova, teníamos una brisa de 15 nudos que nos daba por la aleta de estribor y una ola que no superaba los dos metros y muy tendida, nuestra velocidad entre 7 y 7,5 nudos. La navegación iba ser muy tranquila, apenas hacia frio y Marcos nos preparó un te con leche que traía en un termo. La tertulia se extendió hasta la hora de comer, alrededor de las 2. Tortillas, calamares y jamón a destajo.
Ya habíamos pasado Finisterre sin el más mínimo percance, todo iba bien.
La sobremesa fue escasa, Marcos se fue a dormir al camarote de proa mientras Noemi cabeceaba en la bañera, el resto discutíamos nuestra posición, y el que más y el que menos, nos echabamos una cabezada mientras nos turnabamos al timón, pues el piloto se negaba a trabajar correctamente.
Cuando pasamos por la Ría Laxe casi me parecío ver discurrir una lágrima por la mejilla de Temais, era la primera vez que pasaba por aquí desde que se había enterado que su anterior barco (el Temais) se había soltado de su fondeo en los temporales de Diciembre y se había ido a pique en alguna rompiente de la punta de Laxe. Descansa viejo amigo.
En él habíamos navegado muchas veces por toda la costa Asturiana y Gallega comportandose en muchas ocasiones, con la mar y el viento muy duros, como un verdadero jabato con sus apenas 8 metros de eslora.
Estábamos en Sisargas, estaba anocheciendo, habíamos enrrollado el génova y la mesana. Tanto la mar como el viento nos daban ahora por la proa, aunque el viento no superaba los 20 nudos y la mar no sobrapasaba tampoco los dos metros, subimos el motor a 2200 vueltas para no bajar de los 6 nudos. De repente las alarmas del barco comenzaron a sonar. Marcos sabía que las alarmas saltaban cuando se estaba quedando sin líquido hidraúlico o cuando había agua en la sentina, y no era ninguna de estas cosas, pero podía ser cualquier otra, casi nada funcionaba bien, con lo que se decidió apagarla y esperar a ver que pasaba, y nada pasó (de momento).
A la altura de Caión ya era noche cerrada y las luces de navegación funcionaban o no, según, a veces si, a veces no.
Era hora de calentar los garbanzos con gambas que traíamos preparados ya que el frío comenzaba a apretar, fueron gloria. Mientras Marcos nos amenizaba la cena con su guitarra, pronto tubo que parar, hacía demasiado frío y decía no sentir los dedos.
A las 10 de la noche estabamos pasando por Coruña, ya estaba chupado, en una hora estaríamos en Sada, pese a las pequeñas averías que teníamos no había ningún problema.
Enrollamos la mayor, sacamos las defensas y preparamos el barco para el atraque. De repente dejamos de oir el motor, ya se veían las luces del puerto de Sada, eran las 11 y el motor se había apagado, ya sabíamos porque sonaba la alarma, el aforador del gasoil no funcionaba.
Nadie se puso nervioso, con calma, Juan y yo abrimos el genova, Temais al timón y Noemi y Marcos intentaban arrancar el motor, pero era imposible los filtros estaban vacios.
Hicimos unos bordos por la ría de Sada pero sabíamos que intentar entrar a vela era una locura así que, decidimos preparar el fondeo para pasar la noche, pero Marcos se negaba a quedarse de brazos cruzados (quizás por creerse responsable de tal situación, o quizás porque había quedado en ir a una cena y esperaba llegar a los postres). En un primer momento, y gracias a un gran registro que tiene el depósito, intentamos meter botellas de agua cerradas para que el nivel del gasoil subiese pero el depósito es muy alargado y el nivel no llegaba a la piña de succión. Marcos no se rendía y nos pidió que no hechásemos el ancla aún, quería probar algo.
Cortó una botella de agua y metío la piña de succión dentro, mientras con una esponja recuperaba gasoil del fondo del depósito e iba rellenando la botella cortada, increible, pero funcionó. Y por fin llegamos a Sada, por los pelos, si hubiese 1 milla más no lo hubiesemos logrado. Mi más sincero respeto por estes navegantes de la costa del fin del mundo, este Marcos es un McGiber de la mar.
Y sin más contratiempos amarramos al puerto de Sada alrededor de las 12 de la noche.
El tramo que nos quedaba hasta Ribadeo (que tambien tubo su miga, con via de agua incluida) quedaba pospuesto para más adelante, ahora quedaba en Sada para que Cadenote acometiese los trabajos que se le habían encargado.
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