Cita:
Originalmente publicado por LP706
Hola a todos:
Pues menos mal que salimos el sábado, porque el domingo, el levante estaba bastante más fuerte y racheado.
Saludos.
|
Pues aquí, el que suscribe, que estuvo el sábado a bordo del Timber -de lujo, como siempre

; el Cardhu

sigue a bordo, por cierto- al día siguiente se enroló en un Bavaria 33 que habían alquilado unos amigos a escote.
Tripu novata, pero que se portó mejor que bien, dos patrones a bordo, y entre la tripu, dos skippers que llevaron el barco con suma eficacia (hacen vela ligera). El viento, como dice LP706, más fuerte y racheado que el sábado (en algún momento debimos estar cerca de los 30 de real) y el barco haciendo 7-8 kn, con dos rizos y medio génova (después lo sacamos entero, estaba el día para divertirse un poco

).
Estuvimos por la Bahía, de Cái, claro. Nada más salir de la bocana de P. Sherry, pequeño y único susto del día: preparando la maniobra para sacar las velas, de pronto dejo de oir el motor. "Oyeee!!!, que el motor se ha parado".."¡Qué dices!!". Nada, nada. Uno de los tripulantes había rozado el mando del gas y se había quedado en ralentí. Pero con ese viento, en la bañera prácticamente no se oía. Ufff...).
Bajamos un poco hacia Cádiz, y enseguida arrumbamos Rota, al fondeadero junto a la base. Allí, almuerzo (con algunas
delicatessen exóticas de un amigo peruano y su esposa: yuca, cebiche, maíz no-recuerdo-cómo-se-llama; también había jamón y esas cosillas

, claro), bañito y pequeño momento de tensión cuando otro velero fondeado próximo (de los pocos que había fuera de puerto), empezó claramente a garrear, hasta que avisados por nuestros gestos (las voces no eran de ayuda, con el viento y la posición relativa de ambos barcos) se apercibieron, y un poco más tarde de lo que me hubiera gustado, levantaron el fondeo y se alejaron. De hecho, ni intentaron fondear de nuevo. A media tarde, pusimos el 180 y bajamos de través hasta que nos pareció, para después subir ciñendo hacia P. Sherry. Una navegada sumamente agradable

. Repetiremos, sin duda.
Anécdota tabernaria

: yo no conocía al que había alquilado el barco (resultó un tipo bastante majo, experimentado y buen conocedor de la embarcación), pero es asiduo lector de LTP.
Casualmente, yo me había enfundado la Camiseta Tabernaria, y cuando me vió aparecer, y nos presentaron, dijo algo así como: "¡Hombre, ya estoy tranquilo!. Llevo un experto navegante a bordo". Lo cual, en mi caso, es un halago

inmerecido, pero está claro que La Taberna abre puertas...y corazones. Brindo por ello


